En un mundo ideal, los contratos
no son necesarios. Acordáis algo entre vosotros y luego lo lleváis a cabo.

Pero para acuerdos importantes (en el entorno empresarial) nos gusta redactar contratos. Entonces tiene una buena idea de lo que ha acordado exactamente y, en el peor de los casos, un palo detrás de la puerta para hacer cumplir esos acuerdos.

¿Qué pasa si ya tiene en cuenta cómo quiere cumplir con los acuerdos al redactar los contratos?

En primer lugar, debe asegurarse de que los acuerdos sean correctos: no más correos electrónicos de ida y vuelta con diferentes versiones, sino un sistema en el que cada parte interesada ingrese o apruebe la información correcta. Una ventaja adicional es que obtiene una mejor vista del proceso de redacción de contratos y cuándo o con quién puede atascarse.